Cuidar más nuestra salud, encontrar un nuevo amor, ascender en el trabajo… Todos hemos hecho una lista de deseos y propósitos para este 2021 y, sin proponérnoslo, si algo nos ha traído la llegada del nuevo año es mucho frío. En los primeros días de enero, son pocas las comunidades que no se han visto afectadas por copiosas nevadas o intensas lluvias, alcanzando termómetros bajo cero y obligándonos a transitar por carreteras completamente congeladas. Un escenario imprevisto que, de momento, parece que ha llegado para quedarse.
Ni que decir tiene que con este panorama es imprescindible abrigarse y protegerse para intentar mantener una temperatura corporal estable y constante. Aún así, exponer nuestro rostro, manos, pies o cualquier otra parte de nuestro cuerpo a temperaturas tan gélidas, puede provocarnos heridas o quemaduras en la piel, por eso es tan importante cuidar nuestra piel en invierno, protegiéndola y reparándola cuando lo necesite; y aunque quizás muchos no lo sepan, el aceite de oliva puede ser el mejor remedio casero para hacerlo.
Más allá de los beneficios nutricionales que aportan su consumo, el aceite de oliva cuenta con numerosas propiedades para cuidar nuestro cuerpo por dentro y por fuera, es rico en vitamina E y ácidos grasos monoinsaturados, y gracias a sus características oleosas, repara los daños derivados de la piel seca, es lo que lo convierte en el perfecto aliado para combatir el frío.
Aceite de oliva como hidratante labial
A todos nos gusta presumir de unos labios cuidados y bonitos, por ello es importante tener en cuenta que una consecuencia muy común del frío es que nuestros labios se agrieten, se sequen e incluso sangren un poco. En este sentido existen varios remedios caseros que podemos utilizar para mantenerlos en buen estado, entre ellos el aceite de oliva.
Si buscamos una solución, 100% natural y además económica, para nuestros labios agrietados, basta con humedecer un poco de algodón en aceite de oliva y aplicarlo sobre los labios, a continuación, con otro trocito de algodón y una mezcla de aceite de oliva y azúcar, lo aplicamos de nuevo en los labios con movimientos circulares. Repetir esta rutina tres o cuatro veces por semana, nos ayudará a mantener unos labios hidratados y hermosos.
La ventaja del aceite de oliva es que nos permite combinarlo con otros muchos ingredientes naturales, podemos combinarlo con aceite de almendra o aguacate.
Aceite de oliva para las manos secas
Las propiedades del aceite de oliva, entre ellas su capacidad antioxidante, permiten que su acción reparadora en la piel seca sea muy efectiva. Con esta premisa, podemos elaborar nuestra propia crema hidratante y reparadora de manos en casa, utilizando ingredientes naturales.
Para ello solo necesitamos aceite de oliva, un huevo, y un bol. Se trata de separar la yema, añadir dos cucharadas soperas de aceite de oliva y batir la mezcla. La crema resultante la aplicaremos directamente sobre las manos y la mantendremos unos 15-20 minutos antes de retirarla con agua templada. Puedes repetir este ritual a diario para conseguir una mayor efectividad.
Si tenemos cera de abejas en casa también podemos utilizarlo para elaborar una mascarilla reparadora de manos. Basta con verter cinco cucharadas de cera de abeja en una olla y calentarla al baño María. Cuando esté derretida, añadimos seis cucharadas de aceite de oliva y mezclamos bien. Retiramos del fuego, dejamos enfriar unos 10 minutos y aplicamos sobre la piel.
Otra opción, para limpiar y suavizar la piel, es añadir unas gotas de limón a una cucharada sopera de aceite de oliva, y extender esta mezcla en nuestras manos con un ligero masaje.
Podréis encontrar numerosos trucos para emplear el aceite de oliva en la elaboración de cremas reparadoras caseras, mascarillas hidratantes o incluso exfoliantes para el rostro, manos, pies o para nuestro cabello. ¡No pierdes nada por intentarlo!
Aceite de oliva para cuidar nuestros pies
Como vemos, en general, el aceite de oliva puede ayudarnos a hidratar y regenerar cualquier parte de nuestro cuerpo. Si sufres de talones agrietados puedes aplicar un poco de aceite de oliva directamente sobre tus talones o con la ayuda de un algodón. A continuación, masajea suavemente tus talones y pies, ayudando a extender el aceite, y si los talones están demasiado agrietados, puedes ponerte un calcetín y dejar que las propiedades del aceite de oliva actúen durante toda la noche.
A la mañana siguiente lávate bien los pies y repite esta aplicación cada pocos días, antes de lo que imaginas lucirás unos pies suaves y bonitos.
¿Cómo conservar el aceite de oliva en invierno?
No sólo nuestro cuerpo y nuestra piel sufren las consecuencias del frío extremo en invierno. Muchos alimentos, incluido el aceite de oliva, se ven afectados por las bajas temperaturas. Aunque sus propiedades saludables y nutritivas no se ven alteradas, su aspecto si puede cambiar, llegando a congelarse.
El frío hace que parte de los ácidos grasos presentes en el aceite de oliva se solidifiquen, formando grumos en el fondo del recipiente de un color verde más claro. Pero insistimos, esto no quiere decir que el aceite no sea apto para el consumo, lo que ocurre es que algunos de los ácidos del aceite de oliva cambian de estado a una temperatura diferente al resto, esto genera esa parte solidificada que suele quedar al fondo de la botella. En estos casos, cuando el aceite de oliva recupera su temperatura ideal, el aspecto del mismo vuelve a ser el habitual.
Para que el aspecto del aceite de oliva no se vea alterado por el frio, es recomendable conservarlo en un lugar seco, alejado de la luz directa del sol y con una temperatura que oscile entre los 18 y los 23 grados.
Después de todo este recorrido por las propiedades hidratantes y regeneradoras que el aceite de oliva puede aportar a nuestro cuerpo, cabe recordar que el aceite de oliva también contribuye a reforzar nuestro sistema inmunitario, aumentando las células implicadas en el sistema defensivo del organismo, la resistencia a patógenos y mejorando la defensa frente a virus y bacterias; algo esencial para soportar esta época invernal, evitando resfriados estacionales y protegiéndonos de numerosas enfermedades.
